bienvenido / welcome

sin patria, pero sin amo
without motherland, but without love

sábado, 27 de junio de 2009

TALES MUJERES

Para Teresa Reyes, mi primera esposa, y sus hijas Yudit y Verónica


La que, cuando yo era adolescente enamorado
de todas
las mujeres
visitó a alguien en la calle de mi casa
y, sin mirarme, le pareció haberme visto,
la que, durante los estudios secundarios, compartió
(conmigo
la misma aula
y nunca escuchó mi voz, mi tímida y metálica voz,
la que terminó con primer expediente
el instituto preuniversitario
el mismo año en que yo lo empezaba
y coincidimos sólo en que ella salía
precisamente
cuando yo entraba por la puerta principal,
la que se sentaba todas las tardes sola
en un banco de la Universidad
tal vez esperando que yo le dijera algo
mientras yo pensaba que ella esperaba a alguien,
la que se mudó para mi pueblo el mismo día
en que me reclutaban para el servicio militar
y se mudó de mi pueblo
el mismo día
en que me desmovilizaban,
la que pasaba a veces con su esposo, a veces sola
todas las tardes por la puerta de mi casa,
la que seguramente vivió en ese mismo pueblo mío
y nunca vi, pues seguramente en mi pueblo vivió
(alguien
que nunca vi,
la que quedó, casualmente, sentada junto a mí
en el oscuro cine
porque no había aquella noche más butacas
y nos besamos,
salió antes que yo
y nunca vi su rostro,
la que pasó en un ómnibus
y fue vista por mí
(fui visto por ella)
a través de la ventanilla semicerrada,
la que en el metro de Ópera se sentó frente a mí
y leía un libro no sé de qué cosa
y me miró de reojo,
la que perteneció a un marido que no la merecía
y apareció muerta en la cama,
la que una tarde cortó una rosa para ella
porque no tenía quien le cortara una rosa,
la que siempre ha perdido
el imprescindible juego del amor,
la que está vaciando ahora
en Florencia
en medio de una habitación desordenada
y de una música estridente
(no se ha peinado hoy)
una segunda botella de whisky,
la que se hospedó no se sabe cuándo
en la misma habitación que yo me hospedé
el día siguiente,
la que le dice a su amiga que no tiene suerte
para el amor,
la que día a día se desnuda y se acuesta
con un hombre que odia,
la que no se divorcia por los hijos,
la que nunca es felicitada por su esposo
el día del aniversario de la boda
ni recibe ningún regalo el aburrido día de su
(cumpleaños,
la que me miró desde la multitud
de la que yo también formaba otra insignificante parte
y, sin embargo, no le dije nada,
la del vestido negro y la sombrilla blanca
que estaba en el aeropuerto
y tomó el avión
exactamente
en dirección contraria a la mía
después de mirarme
y guiñarme el ojo izquierdo,
la que hace mucho tiempo me pasó por el lado
con un perro
y le dije “la bella dama del perrito”
y sonrió
y siguió su camino,
la que estaba naciendo el mismo año,
el mismo día,
y a la misma hora en que yo estaba naciendo,
la que enviudó y guardó doble luto
porque fue por compromiso,
la que finge el orgasmo con su novio,
la que tiene un amante
porque no ha podido encontrar un amor,
la que aceptaría que yo le entregara
en la mesa de un restaurante
un barquito de papel,
la que se divorció
para salir a buscar su gran amor
(para todo ser hay un gran amor en este mundo)
y no lo encontró,
la que deseaba que yo le diera el número de mi teléfono
y no me di cuenta de que lo deseaba,
la que se casó un 31 de diciembre,
la que se casó el mismo día de su cumpleaños
y se divorció otro día cualquiera,
la de los espejuelitos que estuvo ensimismada
sobre un libro en la Biblioteca Nacional,
y cuando yo la miré
ni levantó sus ojos de iluminar
de la página que no le interesaba,
la que aceptó un poema que le regalé
y al siguiente día no me habló
y no insistí,
la que cree en el amor a primera vista
y podría tener el nombre de mujer que más me gusta,
y la que no cree en el amor a primera vista
porque tiene que estar segura de todo el primero de
(enero,
la que al cruzarnos en la acera
no vio mis ojos que la miraban
(yo tampoco vi los suyos),
porque se interpuso un árbol,
nada más que un árbol
entre nuestros destinos,
la que hoy, que yo me siento tan solo,
piensa en suicidarse
porque se siente tan sola.
Cualquiera de ellas pudo ser mi gran amor
y encontrar en mí el amor de su vida.

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