Retirado en la paz de estos desiertos
con pocos, pero doctos libros juntos
vivo con el comercio de difuntos
y con mis ojos oigo hablar los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos
o enmiendan o fecundan mis asuntos
los libros que, en callados contrapuntos,
al músico silencio están despiertos.
Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años vengadora
restituye, D. Juan, docta la imprenta.
En fuga irrevocable huye la hora;
mas con el mejor cálculo se cuenta
la que en lección y estudio nos mejora.
Francisco de Quevedo
*El título es del blogger porque el de Quevedo era muy malo para la época. j.s.f.
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